sábado, 14 de marzo de 2009

Verde, Amarillo y Rojo

Todos los días hay algo que decidir. Todos los días tengo algo que decidir. Ese día no quería decidir nada, solo hacer, no tenia tiempo de decidir, solo de hacer, entonces decidí hacer. Hice, hice sin pensar, hice sin parar, hice esperando el momento en que no tuviera nada para hacer. Ese momento estaba cerca pero para mi faltaba una eternidad. El tiempo se agotó rapidísimo, miré el reloj y me dijo con voz de hombre serio con muchos años de cigarro negro, Tu deadline es en 20 minutos… Ay que hago? Y si, otra vez a decidir, me puse tensa, sentía mil umpa-lumpas bailando breakdance adentro mio, un tema de Fatboy Slim, uno largo, uno eterno, basta por favor, que hago?, claro!, ya está!, se sentaron todos, me sentí mas relajada y mas pesada al mismo tiempo. Agarré el teléfono, la señora hablaba, siempre dice lo mismo, malditos mensajes grabados, todos los momentos son iguales cuando la señora habla, no es de noche ni de día, es siempre lo mismo. Mi cerebro me manda a marcar el mismo número de siempre, no mejor llamo a otro, así este momento es distinto, es especial. Lo hice, ahora un señor me hablaba y me ordenaba marcar mas números, no era yo la que llamaba para ordenar? No, el ordenador es el, lo lamento señorita, su rol es el de hacer lo que el dice. Me enojé y corté, luego de que el señor que hablaba me saludara muy cordialmente, el tubo sonó a choque contra el resto del aparato, miré el reloj, el tipo me miraba de forma altanera, si se hubiese podido mover, se habría movido de izquierda a derecha muy rápido y suave como quien quiere sacarte la ultima esperanza de que vas a lograrlo. Volví a alzar el tubo y esta vez no esperé a que la señora me dijera todo lo que me dice siempre, marqué ese número que antes había reprimido, al fin me atiende alguien de verdad, pero cuando dice dos palabras me doy cuenta que dejó de ser persona hace un tiempo, ordené, me contestó un poco sobrante, el tubo volvió a sonar a choque contra el resto del aparato.
Listo, no hay mas nada que hacer. Solo esperar. Y si pienso mientras espero? Buena decisión! Pienso, viajo, divago, imagino personajes de colores fuertes, son dos, son enemigos, enemigos intimos. Uno es verde y el otro amarillo, los dos son fuertes, muy fuertes. Saben que son tipos importantes, imprescindibles para el pueblo, uno mas joven con la vigorosidad de las telecomunicaciones, otro adulto con los saberes que da la calle. Son gigantes, cada vez se hacen mas grandes, secuestran a las personas, las sueltan a cambio de pequeños montos de dinero. Sueltan un rehén, toman a otro, se hacen cada vez mas ricos y los rescates cada vez son mas caros. Compiten ferozmente. De repente los dos me miran, se que soy su próxima víctima, los dos me quieren, no uno, los dos! No tengo tiempo para decidir que hacer, cierro los ojos y meto la mano en el bolsillo. Con la mita de hoy me alcanza para pagarle a los dos, mañana veremos de que color es el horizonte, hoy no tengo tiempo que perder. Stop! Pongo freno a la película, me doy cuenta que llegue muy lejos con la pavada. ¿Por qué pensar en verde o amarillo? ¿Por qué decidir entre verde o amarillo? El hombre serio me mira con ojos de felicidad oculta, No lo lograste… Me subo a un doubledecker y pienso, ¿Por qué no verde, amarillo y rojo?
v.sa. ...14.3.9

1 comentario:

  1. los semáforos no quieren ni deben decidir por nosotros, estan allí para marcar el ritmo de nuestro transitar, otras son meros espectadores de nuestros desencuentros, y en algunas ocasiones se hacen complices de nuestra felicidad y nos dan una via verde que nos permite avanzar sin esperas...

    Negro

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