viernes, 29 de mayo de 2009

Crédula

El lunes empiezo. El diescisiete estará listo el dibujo. En dos horas lo hago. Mentira.
Es fácil. Eso ya lo sé. Lo había pensado pero se me pasó. Mentira.
Es mentira, todo lo que digo es mentira, ellos ya saben y no me creen. Es mentira pero yo me lo creo. Siempre me lo creo. Hay días que me doy cuenta en sus caras que lo que digo es una mentira tras otra y no me creo. En seguida digo ya sabía que estaba mintiendo, pero sólo es otra mentira.
v.sa. ...28.05.09

Algo es algo

¿Por donde empezar algo cuando el algo no es claro? No es claro pero tampoco oscuro, a veces es difuso, siempre es inquieto. El algo que busco siempre se corre de lugar cuando estoy cerca.
Cuando era chica me encantaba jugar al cuarto oscuro. Como todo niño, me molestaba ser quien buscaba y mucho mas no tener el escondite mas original.
¿Cómo encontrar el escondite mas original en un cuarto de dos por dos con cinco personas mas que están desesperadas por encontrarlo también? Inteligencia y velocidad. Estrategia y previsión. Había que pensar en todas las variables: Los lugares comunes, esos que a veces eran tan comunes que pasaban a ser originales, o por lo menos arriesgados; los extremos, que requerían de una habilidad de acróbata y un aguante de levantador de pesas; los compartidos, apelando a que quien busca confunda tus zapatillas con las del otro y se salven; las luces, inexistentes en el interior pero que, amenazadoras, tratan de meterse desde el pasillo cuando el que busca entra al cuarto.
Yo nunca encontraba el escondite mas original, mis estrategias no volaban mas allá, mis zapatillas no se confundían con las del otro. Yo siempre buscaba. Buscaba y no encontraba. En mi defensa diría que no era falta de creatividad. Creo que mi problema era el tiempo, mas tirano que en la tele, que no me alcanzaba para analizar todas las variables.
De grande volví a jugar al cuarto oscuro una vez, rodeada de mentes brillantes. No encontré el escondite mas original, mis estrategias no volaron mas allá, mis zapatillas no se confundieron con las del otro. Yo busqué. Yo busco.
Ya no busco amigos en las penumbras, ellos tienen luz propia y siempre se donde están, y siempre saben donde estoy. Busco otras cosas en penumbras distintas. A veces las luces del pasillo se meten y me permiten ver algún pedacito de ese algo que busco, pero no me alcanza el tiempo, mas tirano que en la tele, para analizar mis variables de acción. Ya no pienso donde esconderme, pienso que voy a hacer el día que encuentre lo que estoy buscando y me entere que es.
Sigo buscando algo que no es claro pero es algo.
Sigo esperando que el tiempo no sea tirano conmigo y me deje discernir.
Sigo pensando que es lo que busco.
v.sa. ...28.05.09

martes, 12 de mayo de 2009

Estroboscopía

Oigo voces, las piedras me hablan. ¿Las piedras me hablan o será que la mica me encandila y ya no sé lo que pasa? Nunca sé lo que pasa o eso creo, ni siquiera eso sé. Camino, siempre confundida, siempre con una mochila llena de flechas. Tienen distintos colores y apuntan a todas las direcciones pero ninguna resalta, ninguna se alza por sobre las otras. Sigo caminando pero no siento mis pies tocando el suelo, miro hacia arriba, busco una respuesta, rápido bajo mis ojos a la línea de horizonte. Arriba no está la respuesta.
No camino más, ahora duermo. Cuando duermo del lado derecho sueño que soy parte de un todo, un engranaje que aporta al desplazamiento de una aguja. Pero a veces duermo del lado izquierdo y sueño que mis acciones no alcanzan, que debo girar en falso hasta zafarme, que la repetición de eso que hago todos los días, todas las horas no es mi objetivo.
Vuelvo cansada, sigo caminando sin sentir el suelo, mirando para todos lados como quien trata de adelantarse a aquel que dirá ¡Piedra libre para todos los compas! Otra vez recuerdo el murmullo de las piedras, también recuerdo mi falta de claridad -¿Falta de claridad?, ¿Qué es eso?-, mi cabeza empieza con una rola de pensamientos que se ha vuelto rutinaria, me canso de pensar. Concluyo que no tengo en claro a que me refiero con falta de claridad y que aquel médico infiltrado entre nosotros tenía razón con eso de los tubos fluorescentes. Salgo del encandilamiento que me abstraía, el cuerpo me pesa, lo mejor es que me acueste. Pongo en marcha todos los rituales establecidos previo ir a la cama y algunos mas que, a falta de los primeros, yo misma inventé. Al fin me encuentro en posición horizontal. De espaldas al suelo que nunca toco, por alguna razón mi mirada se ubica en un punto del cielorraso. A veces las manchas de humedad se parecen a los personajes de mi infancia; a veces pienso que lo que pienso no es original.
Algo me molesta, una luz verde se prende y se apaga frenéticamente, no soporto mas las luces, quiero oscuridad, esa oscuridad donde nada se ve, donde a nadie le importa de que lado duermo.
v.sa. ...12.05.09