miércoles, 29 de diciembre de 2010

El drama de la No Hoja en blanco

Ayer me pasó algo terrorífico. No tenía qué escribir pero aún peor fue saber que no tenía donde. Subida a un bondi de dos pisos, navegando las pampas carnosas, me propuse usar mi vil birome marketinera. El paisaje sojero no es de lo mas inspirador pero algo iba a salir. Saco mi cuaderno y...la fatalidad! Ni un cuarto de carilla donde garabatear. Fue trágico como esa vez que quise empezar el gimnasio y no tenía la calza dri-fit, o cuando me decidí por natación y no tenía bañador olímpico. Decepcionante como cuando quise pintar mi obra maestra y no tenía trementina como cundo quise aprender a cantar y me di cuenta que no tenía voz.
Ayer se truncó mi carrera como escritora de best sellers. Buscando ese cachito de blanco entre tanto tachón se me escapó EL concepto para un libro de autoayuda. Derrocaba a Bucay en la primera frase, y con la segunda ya tenía en la bolsa a Coelho y a Osho. Bucay es más fácil, no es tan original. También perdí un par de ideas para un libro de cuentos infantiles que, de publicarlos, estoy segura que la de Harry Potter sería una indigente al lado mío y Ma. Elena Walsh tendría que abrazarme y pedirme perdón por las nimiedades que me hizo leer. También podría cantarme algo si quiere, "la naranja se pasea...", por ejemplo, "...de la sala al comedor...". La sala. Eso que me faltaría si quisiera decorar mi casa. ¿Cómo se decora una casa si no tiene sala y tiene kitchenette? Kitchenette, suena a producto de limpieza.

v.sa 22.12.10

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